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Con la construcción de una identidad corporativa junto a una conducta que genere una coherencia institucional que busque los mismos objetivos, todos los integrantes de una misma empresa deben fundamentar el desarrollo de sus acciones con confianza, compromiso y afecto por su trabajo y por quienes los rodean. Es por esto que nuestra apuesta estratégica va a ser rigurosamente apuntar a la felicidad, pero no vista como una utopía, sino como algo pensado, estructurado y realmente estratégico: una decisión cuantificable. 

Pensando en esa estructura para lograr integralmente la felicidad corporativa como una generosa obligación, es que hemos articulado un “Decálogo de principios para una Casalimpia feliz y con espíritu de equipo”, el cual tiene unas líneas académicas que complementan la felicidad como una materia de vida, para verdaderamente “aprender” a ser felices, sin importar los matices que tenga nuestra vida. 

Como principal objetivo, integramos la maestría para QUERERNOS, AYUDARNOS Y PERDONARNOS. Qué necesario es despojarnos de cada prejuicio, comentario y malentendido para lograr este reto: querer a nuestro compañero, ayudarlo con dedicación y trabajo en equipo, perdonarlo y entender que siempre estamos trabajando por el mismo objetivo, sin espacios a rumores o a ruidos que no son parte de la cultura organizacional de Casalimpia. 

EL DOMINIO DE LOS PROCESOS Y LA OPTIMIZACIÓN PERMANENTE, se vuelve fundamental en este camino hacia la felicidad, puesto que cada integrante de nuestra gran familia, rigurosamente desarrolla algún proceso coyuntural para realizar su trabajo. Sin importar si es operativo, directo, administrativo o técnico, cada colaborador debe conocer su función y responder integralmente por ella, actualizandose, destacándose, ayudando y optimizando su desarrollo. Los límites de competencia de cada uno se convierten en el conocimiento claro de las responsabilidades individuales. 

Si yo sé lo que debo hacer, respondo positivamente por eso que debo hacer (LA CULTURA DEL YO RESPONDO POR), sin esperar a alguien más lo haga:

TODO AL DÍA, TODOS LOS DÍA y no dejando nada pendiente, es otra de las herramientas clave de aplicación  de nuestra felicidad corporativa. Si tenemos nuestro trabajo al día, nada va a cambiar nuestro estado de ánimo, ni el tiempo con nuestras familias, con nuestros gustos, con la vida misma. El tiempo es el bien inmaterial más preciado, si vivimos al día con nuestros retos, tendremos más tiempo para alcanzar nuestros sueños, y es ahí donde realmente le damos sentido a la CERO TOLERANCIA CON LA MEDIOCRIDAD, maestría que implementaremos en la estrategia general de la felicidad y que con rigor cumpliremos todos en la empresa. 

Con el anterior contexto y sus diferentes focos misionales, LA CONFIANZA se convierte entonces en una especialización, una decisión y un valor integral de nuestra identidad corporativa y cultura organizacional. Ésta, (la confianza) es la clave para que todos los procesos lleguen a un final esperado que concluya en felicidad. La confianza por nuestros compañeros, por nuestros superiores, por nuestros equipos, por nuestra organización y por nosotros mismos, va a marcar el atajo más contundente para alcanzar un nivel superior y cuantificable en nuestra estrategia.

La confianza genera COMPROMISO para liderar, para inspirar y para ayudar a nuestros compañeros y nuestra organización: la confianza genera COORDINACIÓN para realizar de la mejor manera nuestra gestión en los tiempos y las tarea asignadas; y la confianza genera COMPLEMENTARIEDAD, despejando el camino de la competencia entre nosotros y entrando al mundo de una sincronía corporativa, en donde todos, desde nuestros oficios complementamos la excelencia para obtener los mejores resultados. “Todos somos un eje fundamental en la rueda perfecta que es Casalimpia”.

Este decálogo sería imposible de implementar si no se fundamentara en el último de los 10 principios, como es la COMUNICACIÓN y su buena utilización. Una comunicación permanente, fluida, asertiva que siempre busque el beneficio organizacional con el criterio de la felicidad, una comunicación sin rumores, sin procesos pendientes, sin espacios a malos entendidos; una comunicación que genere igualdad de significado en las mentes, que lo que exprese un proceso, un emisor y un valor corporativo, sea lo mismo que interprete y razone quien reciba el mensaje; una comunicación con empatía, con solidaridad, con transparencia y sin susceptibilidades; una comunicación con valor, con optimismo y con real felicidad. 

Juntos hemos superado enormes retos, y justamente estamos frente a uno, quizá el más importante de nuestras vidas, ser felices a pesar de las sorpresas de la vida.

 “Juntos hemos superado enormes retos, y justamente estamos frente a uno, quizá el más importante de nuestras vidas, ser felices a pesar de las sorpresas de la vida” Editorial Pedro Felipe Estrada - Presidente de Casalimpia S.A.

Atentamente presidencia.

¡AÑADIDO AL CARRITO CORRECTAMENTE!